y cuenta el de la triste figura, allá en Tuiy, su ciudad:
lo que debe ser triste, es crearse enemigos en la mente.
Honrados por sus
amigos, a la sombra de su carácter.
Impresionados por el
valor que murmura envidioso, la postura de los otros.
Si uno se tiene como
amigo de uno mismo, nunca tendrá enemigos, sino incomprendidos con
trastorno persecutorio.
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