y cuenta el de la triste figura, allá en Tuiy, su ciudad:
“que nada interrumpa el placer de vivir”, en lo
extraordinario de ser conscientes.
Estamos en busca de las palabras precisas, que muevan
conciencias en la unidad de convivencia.
Ya no pintan ordenes de caballeros andantes, que en
sagrados juramentos deshacen entuertos. Ahora somos todos Licenciados.
La vida ya no es palaciega y en el ajetreo virtual
estamos condenados a navegar. Ya no son barcos de hojalata que surcan los mares
del recuerdo. Ahora es una “Gran Red” que aglutina una parte del pensamiento.
Ya no caminamos sobre las aguas del mar muerto. Si no que nos sumergimos en medio
de una nebulosa información, que nos sitúa en la realidad paralela de lo que
somos.
El sentido del individuo es lo que define a todos los
seres vivos,
y en la comprensión de el mismo, crea el mundo que le
rodea.
Somos parte de los dioses,
Somos parte del universo,
Somos pensamientos.
Y devuelta a la esencia de lo que somos, ponemos sentido
a lo vivido.
El licenciado, fuera de otra vida, no se le conocía
oficio. Dios mediante, decía que tenia titulo de comandante, aunque su ventura,
no fuese mas que la de un pobre estudiante.
Donde este pretende aprender, mas allá de lo evidente.
Con una letaina impropia para tomar uso de razón,y no paraba de dar su opinión.
Atacaba con critica burlona a os “influencer” de Tuiy seu pueblo,
Estaba el licenciado embarcado En el San Telmo, que así
se llama el barco donde van los pensamientos en la Gran singladura de la vida.
En el podemos observar la distintas relaciones entre “grupos de pensamientos
comunes”.
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