Cuando la luz esta oculta
tras el templo,
Cuando el tiempo es un
hecho no un sueño.
Dejo su alma a merced de
las olas llenas de notas.
Donde afloran la música
de la vida.
Dejo ir en ella toda su
pureza,
Sensaciones vividas con
delicadeza.
La canción que en dulce
danza, nos acuna el alma.
La suave voz de la dulce
dama,
Inspiran la tranquilidad
que alcanza.
Fue acompañado de su opuesto,
Los pecados acumulados a
través de los años.
Esos que ni por unos ni
por otros fueron olvidados,
Esa bajeza de que el ayer
fue culpa del presente.
Y en el ausente deja
libre la mente.
Olas sin rumbo,
Amores en la
interpretación del melódico culto.
Los amores son aquellos
que sientes tuyos,
Que forman parte de tu
conjunto.
Los amores son esos que
se pierden por no alimentarlos de pasiones,
De objetivos comunes y
concretos.
De momentos que infrinjan
ilusiones.
Los amantes son aquellos
que riegan el tiesto,
Los que inspiran
emociones,
Los que sufren las
ocasiones.
Los que descubres las
conjugaciones.
Los amados, son esos que
soñamos,
Esos que nos alientan en
el ocaso.
Esos que escuchan
nuestros pecados.
En las vagas apariencias
de lo admirado,
Los cambios en el
compartido,
Sostiene con finos hilos
lo prometido.
El sueño prohibido.
Y sigue la dulce danza,
Empujando la esperanza.
La voz de la dulce dama,
Creando la tranquilidad
del alma.
A Tuiy mi ciudad,
Para todos sus amantes
que sueñan con su lealtad.
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