¿Puedo dejar de ir?.
A la búsqueda del
porvenir.
Paquidermos.
Canta el mundo,
Sin identidad del culto.
Canta el moribundo,
Sin la identidad del
mundo.
Distraídos,
Abstraídos en el tiempo.
Consejos, ofertas, complementos.
Su sonrisa cruza el
umbral de la vida,
Su mirada aclara la
esperanza,
Su dulzura llena el vacío
del alma.
Y en la hora de llevarla
a la cama,
Pierde la virginidad la
palabra.
¡No dejes que se apasione!,
De ninguna fabula
tramada.
El fresco sabor del verde
prado,
Mojando el tiempo de lo
extraño.
La liberación de nuestro
encanto.
Fértiles tierras del
arcano acto.
Entre,
busque en la mirada a
todos los presentes,
contemple en sus rostros
la espera,
que en la función tiene
su meta.
Senteme yo donde quise,
Había muchos vacíos pupitres.
Al rato,
entran unos y otros al
escenario,
Caras largas,
como cuando uno tiene un
mal día en el trabajo.
Se sientan,
entre ellos siguen
hablando,
Murmullos de fondo,
Preludio de un
espectáculo.
Al que de frente veía,
Estaba lejos,
Con la sonrisa perdida.
Empieza la función.
Expresando cual es el
motivo de su ira.
Heridas que contaminan el
alma,
En el río de la vida.
Rostros encendidos,
Irónicas sonrisas,
Rabia contenida.
Comenzaba el juicio,
De oponentes y oprimidos.
Todos buscaban,
Que el pueblo apoyase su
veredicto.
Inocentes o culpables,
Todos cometen delito.
Los unos por ignorantes,
Los otros por prejuicios.
Perjurio de lo dicho.
Reflejo de un rostro ido.
Ni una sonrisa,
Que salga de toda aquella
revista.
Cierro los ojos,
Al rato despierto,
Seguía soñando,
En aquellos rostros
perplejos.
Me dormí otro rato.
Esperando el cambio de trato.
Y ya soñando,
Me puse a redactarlo.
Quienes son esos rostros
perdidos?,
Que no logran encontrar
su camino.
Piensan en la idea?,
Mastican bien toda su
flaqueza?,
Intenta explicar su
rareza?.
Sigue lo intuido.
Parándote el los cruces,
Para ir por buen camino.
sin dejar de ir.
Por donde marques el
destino.
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