y cuenta el de la triste figura, allá en Tuiy, su ciudad:
Regalemos
tiempo a nuestros sueños, pues se merecen eso y más.
Pues son
los que nos sitúan en el lugar que tenemos en cada momento.
Debemos de
tener la suficiente sangre fría para situarnos en la realidad, y una vez
programados los movimientos, el resto es tiempo para soñar.
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