lunes, 16 de diciembre de 2013

Cerrar los ojos

y cuenta el de la triste figura, alla en Tuiy, su ciudad:



Cerrar los ojos,
Y dejad que vuestro pensamiento,
Os lleve hacia el silencio,
No escuchéis los murmullos de los tiempos,
Bajo el recuerdo que critican los mundos.,

Veo arder el cielo sobre la montaña sagrada,
Reino de las hadas,
Que entre las piedras,
Esconden el eterno recuerdo,
La caja de Pandora en los sueños.
El mas grande de los conocimientos.
La Razón del Pensamiento.

Cuando en el equinoccio de invierno,
las nubes al despertar,
se confunden con las llamas del infierno
se concentran los espíritus de los genios,
donde en sosegadas conversaciones,
marcan los ideales del pensamiento.
Y aun sin conocer los hechos,
Dirigen la influencia de la historia.

.
Cuenta la leyenda,
Que una niña perdida paso la noche entre las piedras,
Cuando bajo al pueblo,
Ya pasaran muchos años,
Y ella una sola noche con los santos.

Los primeros que la vieron,
Le preguntaban si andaba perdida,
Y ella siempre repetía.

Ayer estaba perdida,
“y bajando por el camino santo” P.P.F.
Encontré la sabiduría,
Y al llegar,
Me siento de nuevo perdida.

En medio de este pueblo,
Oculto tras las mentiras.
Lleno de hermosos jardines,
De calles firmes de piedra,
De balcones que al río llevan,
Fiestas de reinos perdidos,
huérfanas miradas de lo vivido.

Los padres que ya eran viejos,
No la reconocían en sus sueños,
Mas la acogían por sus muertos,

En el pueblo murmuraban que estaba embrujada,
Que si la veías a los ojos,
De ella quedabas prendida,
Y en el dolor del amor perdido,
Tras los penosos pensamientos,
Fallecías.

La niña.
Que se llamaba Razón,
Merodea aun por el pueblo,
Aunque nadie la vea en sus sueños.

Todos pasan por ella,
Sin mirarle a la cara.
Y si los saluda,
agachan la cabeza como haciendo reverencia,
y callan,
no vaya a ser que le roben la conciencia.

La Razón que de la montaña baja,
Deja el corazón a cargo de los espíritus,
Dando a los hechos concretos,
La satisfacción de lo justo.

¿Por qué ir mas allá?,
¿para que justificar nuestros sueños?,
Que en la mirada tibia del tiempo,
Olvidan la niña que algún día fueron.

Arden las nubes en al cielo,
Sobre la montaña sagrada de los recuerdos,
Tiempo que nos hace viejos.

-“al llegar a la rotonda,
Giren en dirección,
Como si nunca hubiera un mañana”.
 

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